El calor seco, como el que producen las mantas eléctricas o las almohadillas terapéuticas, son una aceptable opción para calmar la espalda en nuestro hogar. La duda de si aplicar frío o calor en las contracturas es muy frecuente y, por ello, aquí veremos los beneficios de todos estos métodos y en qué casos es oportuno emplear frío para tratar esta molestia o en cuales es mejor lo opuesto. Estas contracturas musculares se muestran cuando el músculo es incapaz de regresar a su estado de reposo, comunmente por una gran carga de trabajo. Las contracturas musculares son un mal común en los deportistas y uno de los principales motivos a fin de que debamos efectuar un parón inoportuno en nuestro entrenamiento. Para eludir estos parones debemos comprender cómo tratar esta dolencia.
Es mejor aplicarlo de forma discontinua y dejar un tiempo de reposo entre una y otra. Tampoco es aconsejable poner el calor directamente sobre la piel en tanto que podría provocar una quemadura. Por ello, lo destacado es aplicar el calor sobre una prenda de ropa fina o envolverlo en un paño para ponerlo sobre la piel. Para comprender de qué manera atender esta molestia, es también esencial entender qué la ha ocasionado, con el fin de aplicar el tratamiento adecuado y también intentar corregir el factor que nos llevó a tener algún músculo contracturado. Entendemos que hay varias cosas que no tenemos la posibilidad de contarte en un manual, de ahí que hemos abierto este blog. Te queremos contribuir a sacar el mayor partido a tus electrodomésticos con nuestros mejores trucos y consejos.
No se trata de una lesión grave, si bien puede llegar a ser muy molesta si impide al perjudicado efectuar ciertos movimientos con normalidad o sin que se muestre el dolor. Ya que se trata de un inconveniente muscular, hay que aprender a identificarla apropiadamente para no confundirla con otra afección de naturaleza similar. El dolor de la contractura es mínimo al comienzo y luego se regresa poco a poco más molesto, sobre todo si no se interrumpe la actividad física. En la musculatura del cuello o las lumbares, es preferible no poner nada de frío, incluso en las primeras 48 horas, pues la sensación del frío no es interesante y provocaría mucho más tensión en la zona y rigidez. Si el dolor persiste, te aconsejamos asistir a un especialista para tratar la contractura muscular.
Lo aconsejable es utilizar calor seco en sesiones de 10 a 30 minutos, cada 2 horas, sobre la región perjudicada. Una vez terminada la sesión, realiza un suave estiramiento en la zona para completar el régimen. He concretado algunas de las principales advertencias, pero también las contraindicaciones y precauciones que se debe tener al utilizar frío y calor. No hay que olvidar que hay procesos que pueden empeorar con el calor y otros con el frío. Existen algunos casos donde están contraindicados tanto el frío como el calor (por poner un ejemplo, si hay infección en la región, o una herida sangrante).
Consejos Para Apresurar La Recuperación De Una Contracción Muscular
Tampoco es conveniente tomarla en enormes cantidades de golpe. Hay diferentes maneras de utilizar el calor, desde la tradicional bolsa de agua caliente al saquito de semillas calentado en el microondas y, evidentemente, las almohadillas eléctricas. Todos ellos contribuyen a aplicar calor en la zona y calmar el dolor.
Las contracturas musculares mucho más frecuentes se generan en la espalda, en el cuello, en el trapecio, en la región lumbar, en las cervicales o en los hombros. Produce una dilatación de los vasos sanguíneos y esto hace un aumento del fluído de sangre en la zona donde lo aplicamos. Este fenómeno tiene un efecto analgésico, con lo que la intensidad del dolor se mitiga. Metidos de lleno en el otoño, tenemos la posibilidad de decir que prácticamente todos hemos vuelto a nuestra rutina. Al instituto, al trabajo, a las idas y venidas y a un sinfín de tareas que todos llevamos a cabo a lo largo del día. Para afrontarlas con ánimo, requerimos una aceptable dosis de energía y, más que nada, sentirnos bien.
Si realizamos algún esfuerzo superior al que el cuerpo es capaz de aguantar, tanto de manera puntual como de manera repetida, podemos ocasionar una fatiga al músculo la cual desembocará en una contractura. En algunas oportunidades la contractura es palpable a través de la piel, como una zona embrutecida que produce dolor local y altera el funcionamiento habitual del músculo. Estos casos son los que se conocen vulgarmente como nudos y puede irradiar en dolor a otra región o en sensación de adormecimiento en extremidades. Si vas a estar durante un largo intérvalo de tiempo de tiempo, y como lo aconsejable es aplicar calor de diez a 30 minutos, te recomendamos poner el selector de temperatura en la situación de funcionamiento continuo. Almohadilla para empleo lumbar que está en especial diseñada para adaptarse a la región y aliviar el mal en las contracturas lumbares. Aplicar calor sobre una región a lo largo de mucho tiempo (como por ejemplo poner durante varias horas la manta eléctrica) es dañino porque provocará un edema y una viable quemadura.
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En general, hay lesiones que mejoran con el frío, otras, con calor, y en otras ocasiones ambas técnicas tienen la posibilidad de ser beneficiosas. Para entender si hay que utilizar frío o calor en una lesión solo se debe tener unas cuantas cosas claras. Otro colectivo con un peligro mayor de padecer este género de lesiones es el de las personas mayores, pese a que, como comentamos con anterioridad, una contracción muscular muscular puede mostrarse a cualquier edad. Sin embargo, como ocurre con otras lesiones y enfermedades, el deterioro de los tejidos como resultado del envejecimiento hace mucho más posible su aparición.
Tenemos la posibilidad de emplear un rodillo de liberación miofascial para ofrecernos un automasaje y de este modo tratarnos la contractura. El vendaje neuromuscular puede ser un óptimo régimen siempre y cuando sea efectuado por un profesional. Con dolores porque has hecho un mal ademán cargando peso o en una caída imbécil y no acabas de sentirte recuperado completamente. En medio de una recuperación por el hecho de que te has lesionado llevando a la práctica tu deporte preferido.
Del mismo modo, en una contracción muscular muscular el frío puede aliviar, pero el calor va a generar una sensación más confortable y perdurable. Efectuar ocupaciones físicas de forma frecuente es de las mejores maneras de prevenir una contracción muscular muscular, puesto que el ejercicio robustecerá los músculos y los mantendrá tonificados, lo que dificultará la aparición de lesiones. Por último, el frío, la deshidratación y la desnutrición asimismo tienen la posibilidad de estar en el origen de una contracción muscular muscular, si bien estas son causas menos frecuentes. Las bajas temperaturas causan que la musculatura se contraiga y, además de esto, nos hace adoptar posturas poco naturales con la intención de calentarnos que pueden provocar una lesión. Por otro lado, la carencia de líquidos o de nutrientes puede lograr que el músculo no tenga con qué regenerarse, por lo que hace más posible la aparición de una contractura.
Tras aplicarlo es esencial efectuar un estiramiento de esa musculatura para de esta forma llenar el tratamiento. Aumenta el flujo sanguíneo, mejorando el aporte de nutrientes a los tejidos afectos. Lo que impide que llegue más sangre a esa región reduciendo y ralentizando el proceso inflamatorio y de propagación. El tratamiento de una contracción muscular debe empezar imperativamente con el reposo activo de la región afectada. Para contribuir a soltar una musculatura tensa, o ciertas lesiones crónicas como la artrosis. A lo largo del tratamiento, revisa tu piel cada 5 minutos para evitar quemaduras.
En el artículo, vamos a explicar en que casos es conveniente emplear frío y en cuales calor. Justificaremos asimismo el porqué, para que empecéis a usarlos de manera correcta. Los antiinflamatorios, tanto de ingesta oral como de app cutánea, aliviarán las molestias de manera inmediata, aunque sólo por un tiempo, y ayudarán a curar la zona dañada.
¿De Qué Forma Curar Una Contractura Muscular?
Y antes de una actividad física va a ser indispensable un calentamiento acorde con el ahínco que va a realizarse. Si la lesión es de tipo muscular pero mucho más en el sentido de dolor por los esfuerzos diarios (la clásica contracción muscular muscular, o acumulación de tensión en la región), es preferible aplicar calor desde el primer momento. Jamás olvidar la posibilidad de sufrir quemaduras, con lo que va a haber que revisar la zona cada pocos minutos. Además, el calor actúa bajando la presión arterial, con lo que, dependiendo de la zona y forma en que se aplique, puede provocar mareos, incluso desmayos. Realizar estiramientos tras la práctica deportiva ayudará a destensar los músculos y facilitar que se relajen, dificultando la aparición de contracturas.
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