Es esencial que sepamos que, como las contracturas no cursan con inflamación, no conviene usar el frío como método analgésico. Sí estaría indicado su uso si, por algún motivo, la zona se inflamase y entonces habría que emplearlo puntualmente. Para esto, vamos a usar hielos, envueltos en una toalla o un paño, a lo largo de minutos cada 4-6 horas al día. Es esencial que el hielo no esté en contacto directo con la piel para eludir quemaduras, sobretodo en casos de piel sensible, personas mayores, pequeños, etc.
Transcurridos unos días, podemos utilizar calor para facilitar la recuperación o, aun, antes de efectuar los estiramientos, previos a un entrenamiento. Una vez localizada la causa, hay que evitar llevar a cabo ese movimiento o esa actividad que ha causado la contracción muscular muscular. No es requisito realizar reposo absoluto, pero sí que hay que intentar que el músculo perjudicado descanse. El calor dilata los vasos sanguíneos y mejora la circulación, calmando de esta forma el dolor y recobrando la movilidad muscular y articular. Si efectuamos algún esfuerzo superior al que el cuerpo es capaz de aguantar, tanto de manera puntual como de manera repetida, tenemos la posibilidad de ocasionar una fatiga al músculo la que desembocará en una contracción muscular. Tras una lesión grave como una rotura fibrilar, esguinces o traumatismo, la musculatura contigua se contrae como mecanismo de protección.
¿cuándo Es Recomendable Aplicar Frío?
Cuando la contracción muscular está en los primeros estadios, se puede aplicar calor seco en la zona afectada. El calor seco lo generan las mantas eléctricas o las almohadillas terapéuticas y hará que los músculos se relajen porque tiene un efecto suavemente analgésico. En caso de que el mal persista, un médico o farmacéutico puede sugerir el uso de antiinflamatorios orales o locales. Hay inquietudes en algunos casos porque, por servirnos de un ejemplo, el frío actúa como relajante muscular en un corto plazo, pero a medio y largo período es preferible el calor.
Guarda mi nombre, e-mail y web en este navegador para la próxima vez que comente. Ejerce estiramientos y ejercicios de relajación al principio y en el final del día para aportar movilidad a la región. Aplicar el calor a última hora del día, y si es viable más de una vez, para notar una mejoría. Provoca asimismo una relajación muscular, y disminuye la presión arterial. Reflex Aerosol solución para pulverización cutánea es un fármaco de Reckitt Benckiser Healthcare, S.A. Lea las normas de este medicamento y consulte al farmacéutico.
En las lesiones crónicas se aplica calor antes de la rehabilitación para aumentar la elasticidad y hacer más simple el tratamiento y el desarrollo regenerativo. En el artículo, vamos a explicar en que casos resulta conveniente emplear frío y en cuales calor. Justificaremos también el porqué, a fin de que empecéis a emplearlos de forma correcta. El calor seco, como el que producen las mantas eléctricas o las almohadillas terapéuticas, son una aceptable opción para aliviar la espalda en nuestro hogar.
Para entender si hay que utilizar frío o calor en una lesión solo hay que tener unas cuantas cosas visibles. El calor para contracturas debe aplicarse a última hora del día y dentro de lo posible más de una vez para ver mejora. Cada app debe perdurar entre 10 o 30 minutos, mejor de forma discontinua con un tiempo de reposo entre una y otra. Al igual que con las tendinitis, en las contracturas el calor lo aplicamos de forma breve e intermitente. Es importante poner una tela o un paño entre la fuente directa de calor y nuestra piel, para evitar las quemaduras. Produce una dilatación de los vasos sanguíneos y esto hace un incremento del fluído de sangre en la zona donde lo aplicamos.
¿qué Es Una Contractura?
El estiramiento favorece a la desaparición de la contracción muscular y aumenta su efectividad si la combinamos con técnicas de respiración. Durante el régimen, mira tu piel cada 5 minutos para eludir quemaduras. También es muy recomendable los baños de contraste (3′ calor-1′ frío). Un edema cercano al nervio, puede llegar a comprimirlo y ocasionar una lesión en el mismo.
También es útil en casos de dolor de espalda, como las habituales lumbalgias que todos acostumbramos a padecer. Tras aplicarlo es importante realizar un estiramiento de esa musculatura para de esta forma completar el tratamiento. Aumenta su elasticidad y elasticidad, lo que mejora la contractibilidad del músculo y disminuye la rigidez articular. Resulta conveniente no olvidar que el calor no es un régimen en sí, sino más bien una fácil asistencia.
La temperatura demasiado elevada, si bien es perseguida por algunas personas, en realidad es contraproducente, puesto que contrae el músculo y ejercita un efecto contrario al perseguido. En el momento en que la contractura ahora se ha producido, la terapia con calor nos proporciona alivio y ayuda a la restauración. Tenemos la posibilidad de aplicarla en nuestro propio hogar con, por servirnos de un ejemplo, una almohadilla eléctrica o una manta eléctrica. Tampoco es aconsejable poner el calor de manera directa sobre la piel en tanto que podría ocasionar una quemadura. Por ello, lo destacado es utilizar el calor sobre una prenda de ropa fina o envolverlo en un paño para ponerlo sobre la piel. Una buena opción son los parches de calor, que se adhieren a la piel y aportan calor durante 16 horas, como son los parches de Thermocare.
Frío O Calor: Las Claves Para Elegir Cada Uno De Ellos
Se consigue la relajación de la musculatura y la disminución del mal. Es aconsejable que lo lleve a cabo un profesional, ya que hacerlo sin conocimiento puede empeorarla. Cuando un músculo está debilitado por una lesión o incluso fatigado, la realización de actividad física puede provocar una contractura.
Esta causa es muy dada en personas sedentarias que son mucho más susceptibles a sufrirlas. Además, se pueden conjuntar los 2 efectos del frío y del calor para producir un bombeo circulatorio. Como el frío contrae y el calor dilata tenemos la posibilidad de usarlos para contribuir a drenar la inflamación de una zona. Estos baños pueden ayudar en las etapas medias tras un golpe o torcedura. La utilización de calor se aconseja con inconvenientes de origen muscular y/o que están mantenidos en el tiempo.
No utilizar antes de los 12 años, ni sobre heridas ni mucosas.
Cómo Evitar Una Contractura
Las contracturas musculares son unas lesiones muy comunes y no solo entre atletas. Tal y como su nombre señala, es una contracción continuada y también involuntaria del músculo o algunas fibras que aparece tras efectuar un esfuerzo. Los síntomas pueden ser mal, rigidez, alguna limitación en el momento de efectuar ciertos movimientos, inflamación o un bulto visible y palpable en la zona dolorida. Con un tratamiento adecuado puede evadirse que vaya a peor y curarla.
Si la lesión es de tipo muscular pero más en el sentido de dolor por los sacrificios diarios (la clásica contractura muscular, o acumulación de tensión en la zona), es preferible aplicar calor desde el primer momento. Nunca olvidar la oportunidad de sufrir quemaduras, con lo que habrá que revisar la zona cada pocos minutos. Además, el calor actúa bajando la presión arterial, con lo que, dependiendo de la región y forma en que se aplique, puede ocasionar mareos, aun vahídos. Si inquietudes sobre cuándo utilizar calor o frío para las contracturas y los dolores musculares, es esencial comprender que, al generarse por sobresfuerzos, y no cursar con inflamación, deben ser tratadas con calor. El calor ayudará a relajar los músculos de la zona, calmando de esta forma el dolor.