La pasta es una de las señales de identidad de la gastronomía italiana, sin embargo, múltiples voces declaran que su origen no está en el país de la bota, afirmando que Marco Polo trajo los fideos desde China. Algo que varios historiadores ponen en entredicho por las diferencias entre fuentes que relatan las historias del comerciante aventurero. Además, en aquella temporada, los chinos elaboraban los fideos con mijo y no con trigo. Resulta complicado apuntar un solo origen de este listo, pero lo que está claro es que, a día de hoy, Italia y la pasta parecen un binomio indivisible.
Los especialistas aconsejan optar siempre por las variedades integrales, que aportan un mayor número de nutrientes a nuestro cuerpo. Aprender a comprender tu hambre, a comer de forma intuitiva, a masticar despacio y a tomar agua antes de cada comida te permitirá conectar mejor con tu cuerpo y reducir el peligro de indigestos atracones. Los hidratos de carbono sencillos también guardan relación con la subida de la presión arterial, según un estudio publicado en Metabolism. La pasta es una gran fuente de carbohidratos, el combustible energético de tu cuerrpo, y asimismo de minerales como el cobre, el hierro, el selenio o el manganeso. Otro aspecto que valorar es que al estar la pasta mucho más dura obliga a masticar más tiempo, lo que asimismo estimula la digestión.
Cuántas Veces A La Semana Se Puede Comer Pasta
Y no hablamos solo de las salsas, también de la carne, el pescado o las verduras que suelen integrar la mayor parte de recetas. La ternera magra, la pechuga de pollo, el pescado blanco, los huevos, los frutos secos o el queso bajo en grasas son una increíble opción para aliviar el apetito de forma saludable. De hecho, existen estudios que prueban que es un enemigo de la obesidad, que da un mejor índice de masa corporal y disminuye el abdomen. Tiene además la ventaja de no dar solamente grasa ni colesterol, pero sí fibras vegetales, especialmente la integral. La pasta se encuentra dentro de los alimentos básicos de la dieta mediterránea y en torno a ella se han desarrollado múltiples opiniones, como que hace engordar, la que mucho más preocupa a quienes desean cuidar la dieta y controlar el peso.
En contraste a los azúcares simples, estos son más complejos de digerir y su energía dura más tiempo. En cuanto a los hidratos de carbono de absorción lenta, como la pasta integral, el aporte de insulina que trasporta esa glucosa es gradual y, por consiguiente, el organismo gasta esa energía también de manera gradual sin que sobre glucosa. Merced a esta absorción lenta no se almacena como tejido adiposo o grasa. Por este motivo los nutricionistas aconsejan incluir en la dieta pasta integral en vez de pasta blanca. No obstante, una investigación publicada el año pasado en la famosa gaceta británica ‘Nutrition and Diabetes’ dio un giro drástico a esa creencia. Según los responsables de este estudio, el consumo de pasta no está relacionado con el sobrepeso; todo lo opuesto, adelgaza.
Proteínas Magras
El exceso se guarda como glucógeno, en general en el músculo o el hígado, para emplearlo de forma posterior. En este sentido, son muchos los estudios que revelan las secuelas negativas de las dietas bajas en carbohidratos como la paleo o la keto. Los hidratos están vinculados a una vida mucho más longeva, y tienes que acrecentar su consumo si prácticas deporte de forma recurrente. En las opciones de pastas integrales el cereal de la harina ha sido menos refinado, lo que no solo resulta más saciante, sino ayuda en inconvenientes de estreñimiento y tiene muchas menos calorías. Por no decir que, con el tiempo, piensa una opción considerablemente más saludable para tu organismo.
Finalmente, la cocción de la pasta habría de ser al dente si queremos que no engorde. Ni cruda ni muy llevada a cabo, este punto intermedio hace que la pasta tenga menor índice glucémico, lo que quiere decir que es mucho más saciante, disminuye los niveles de insulina y hace mucho más simple bajar de peso. Ciertos estudios chocan con esta iniciativa tan arraigada sobre los carbohidratos, como el publicado en la revista británica Nutrition and Diabetes, que aseguraba que el consumo de pasta no está relacionado al sobrepeso. La pasta no engorda, lo que incrementa los kilos son los aderezos a base de grasas no saludables. Por todo ello, los nutricionistas aconsejan incluir la pasta blanca o integral en el menú para comer, ya que se dispondrá de toda la tarde para gastar esa energía, pero nunca para cenar. En la moderación está el misterio, como asimismo en escoger bien con qué nos ingerimos la pasta y el arroz.
Los hidratos de carbono complejos de la pasta y la fibra que poseen nos sostienen saciados durante más tiempo, de esta forma se logra comer menos a lo largo del día. Si comes una ración de pasta demasiado grande puedes sufrir indigestión, un aumento radical de azúcar en sangre y sensación de letargo y poca energía, acompañados de afecciones estomacales. No solo es lo que comes, sino lo que dejas de comer al darle excesiva preponderancia a un alimento en tu dieta. Tienes que conjuntar el trigo con otros cereales como el arroz, la quinoa, el maíz o la avena.
También existe la pasta de legumbres, elaborada de elecciones como lenteja o guisante. La pasta comprende un grupo de alimentos preparados con una masa cuyo ingrediente básico es la sémola, mezclada con agua, y a la cual se puede añadir sal. Los fídeos más antiguos son los asiáticos, con casi 4 milenios de antigüedad y elaborados de un mijo originario de China.
Estas representan el 25% de la cantidad de energía diaria del organismo. La pasta no es un alimento que deban consumir muy a menudo personas muy sedentarias. Pues está demostrado que, debido a los hidratos de carbono que contiene, es muy energética. Se debe a la considerable proporción de hidratos de carbono que contiene y que son muy energéticos. Aportan unos 75 gramos por cada cien de pasta, lo que se traduce en unas 370 kilocalorías.
Hay que tener en consideración además de esto que, como tiene carencias alimenticias, en tanto que no aporta proteínas, ni demasiadas vitaminas o minerales, acostumbra prepararse con otros elementos, lo que añade calorías al plato. Respecto al cobre, un conjunto de científicos de la Facultad de Deakin, Burwood, en Australia, ha estudiado los complejos de cobre que regulen los niveles de este mineral en el cuerpo, como terapia contra el cáncer. Revelando que el cobre es ya reconocido como un aspecto limitante para múltiples aspectos de la progresión del cáncer como el desarrollo, la angiogénesis y la metástasis. Otra de las bondades de este listo es que se ha asociado con un menor peligro de patología cardiaca, cáncer colorrectal, diabetes y obesidad. Ahora hemos visto que la pasta integral no tiene bastante que ver con la refinada, y lo mismo sucede con el arroz.
Uno de estos estudios, que se fundamentaba en otros 30 trabajos distintos sobre la cuestión, llegaba a analizar hábitos alimenticios de 2.500 personas. La conclusión fue que quienes consumían tres platos semanales no tendían a aumentar de peso e incluso, en algunos casos, lo perdían. Es porque, en contraste al pan, por servirnos de un ejemplo, la pasta es un alimento con un índice glucémico bajo, lo que impide un aumento rápido del nivel de glucosa en la sangre.
La Fibra Y El Sobrepeso
Otro apunte es que es los nutricionistas destacan que es preferible ingresar una pluralidad más amplia de cereales y granos integrales, como la avena, la quinoa o el arroz integral. Según la Federación Española de la Nutrición, la proteína más esencial de la pasta es el gluten que le otorga su elasticidad típica. El contenido medio se sitúa cerca del 12%, aunque es deficitaria en lisina, un aminoácido esencial. Actualmente, la mayor parte de los productos vendidos como pasta se desarrollan con trigo común, y algunos llevan huevo. No obstante, se pueden llevar a cabo fideos similares con otros cereales, como arroz, cebada o trigo sarraceno.